domingo, 5 de febrero de 2012

Un brunch libanés

He descubierto un rincón muy interesante para hacer ese desayuno-comida potente y tan de los fines de semana. Tardío en la mañana/ tempranero en la tarde, mezcla dulce y salado, para que no tengas que renunciar a nada por culpa del trasnocheo. Lo hemos hecho en casa toda la vida, pero que en los últimos años ha saltado a la calle convertido en todo un concepto, con pedigrí neoyorquino, ilusión urbanita y el muy vendible nombre de brunch. Ahora, Las mil y una noches, un restaurante y tetería libanés situado en el barrio de Argüelles, te ofrece su versión: casera, especiada y ¡deliciosa!

Cruzar la puerta de Las mil y una noches es algo parecido a traspasar el espejo. Entrar en un cuento oriental, en un libro de pastas duras y cantos dorados con ilustraciones cuidadas y gran formato. Por las noches está muy concurrido -no falta el espectáculo de danza del vientre-, pero a la hora del brunch el ambiente es muy tranquilo y la quietud, la ambientación y el arabesco patio interior hacen que tengas la sensación de estar a muchos kilómetros de Madrid.

 

Pero vamos a la comida. Infusiones y tés variados, además zumos y el consabido café, para ir abriendo boca. Luego, un montón de cuencos llenos de mermeladas caseras y otras salsas saladas a base de tomate, pasta de garbanzos y algunas cosas que, lo confieso, no supe identificar (¡pero repetiría!) van llenando la mesa para que caigas en una especie de euforia-porlatostada-quieroprobarlotodo. Luego, el plato fuerte: una especie de emparedados libaneses, a elegir, a base de verduras y distintos tipos de carne. El remate lo ponen los dulces árabes. Pistacho, almendra, hojaldre... Da rienda suelta a tu imaginación, en Las mil y una noches se hará realidad.

Ah, y no puedo dejar de destacar que el trato al cliente es excelente.

viernes, 3 de febrero de 2012

Lo más provocador de Lavapiés


Si la figura  de una explosiva mujer impresa sobre un enorme mapa de América Latina, con una mano de Mickey Mouse asomando entre las nalgas, te mira desafiante y provocadora, sólo puedes estar en un sitio: La Buga del Lobo, una taberna con un carácter de lo más ecléctico en ese microcosmos en medio de la ciudad llamado Lavapiés.
La mujer del mapa forma parte de las pinturas que cubren los muros de este local, que es también sala de exposiciones, y crean un ambiente  entre la psicodelia y el surrealismo más colorido. Todo en la carta busca poner un toque diferente en la comida tradicional -no hay que dejar de probar las croquetas de lomo, miel y queso de cabra- y el exotismo salta de las paredes a los platos a través de las setas shii-take con lima o el pastel de yuca.
Ambiente distendido y músicas que pasan del rock a lo caribeño sin reparos. Tanto para ir de cañas y tapas con los amigos como para llevar a una visita con ganas de ambientes alternativos y con la que quieres quedar bien, La Buga es una opción que tiene que figurar en las páginas de ‘Notas’ de tu agenda. Sí, en esas del final. Pero márcala bien en rojo, que no pase como con todo lo que se apunta ahí, que siempre se pierde entre otras mil cosas. La Buga te alegrará más de un aperitivo-comida-tapeo-cena y, recuérdalo, es ese sitio socorrido que te sacará de más de un apuro.

miércoles, 1 de febrero de 2012

¿Cenas conmigo?

¿Dónde comemos hoy? Es una pregunta que te habrás planteado mil veces y en mil situaciones diferentes. Este blog nace con el espíritu de explorar una ciudad, Madrid, y ofrecer respuestas originales a ese interrogante. Estaremos receptivos a todo tipo de cocina -de la más tradicional a la más exótica, de lo popular a lo sofisticado- y buscaremos ambientes originales, sin olvidarnos de los clásicos. Para ir solo, en pareja, con amigos o con tu madre. Para celebrar un cumpleaños, disfrutar de una cena romántica o, simplemente, tomar algo al salir del cine. Vamos a descubrir esos locales que tienen algo único: eso que hará que los elijas hoy.
Así que, querido internauta, ¡bienvenido! Espero que este blog que arranca hoy en las inciertas aguas de la red te sea útil y que te conviertas en un lector habitual. ¡Enjoy the trip!